Su primer contacto con el arte la lleva a recuerdos de niñez pintando en la cocina bajo la atenta mirada de su abuela. Ya adolescente, los estudios escolares no la motivaban salvo la creación artística. En aquellos años de crisis juvenil, fue el arte el salvavidas que empujó tanto su naciente vocación por la pintura como su apego hacía lo más humano. Graduada de la Nuova Academia Di Belle Arti de Milán, ella pone el foco en sus vivencias más complejas para volcarlas en el lienzo. Tras una residencia en Menorca, España, y una exposición individual en Vancouver (“Paisaje fragmentado”), ella está presentando en Lima “Isla” en la galería Ginsberg, una muestra que ahonda en una idea de fitocentrismo que reflexiona sobre la conexión de las personas de intrínsecas maneras y en la relación de la naturaleza con un espíritu femenino. Aunque sus pinturas manifiestan una parte abstracta, ella confía en la libre interpretación del público:
